Manolo Zitle
La administración municipal de Claudia Rivera Vivanco no sólo irritó a los poblanos con la ofrenda grotesca que pretendía colocar en el Palacio Municipal, con calaveras de papel maché simulando estar conectadas a respiradores artificiales por Covid-19, sino que realizó un gasto inútil e infructuoso de 120 mil pesos para sacar a pasear cuatro ofrendas itinerantes en juntas auxiliares y colonias donde claman por servicios y obra pública.
Dentro del marco de actividades del festival itinerante “La muerte es un sueño”, el ayuntamiento de Puebla recorrió algunas juntas auxiliares y colonias de la ciudad con las sencillas ofrendas montadas en las bateas de cuatro camionetas, una simulando un altar, dedicada a todos los que han perdido un ser querido.
La otra fue excesivamente minimalista, simulando una tumba con una cruz, y una ofrenda más con un altar en conmemoración al personal médico que ha perdido la vida por la pandemia de coronavirus.
La única que se salvó fue la que realizaron simulando un altar característico del municipio de Huaquechula, adornada al frente con dos catrinas.
Las ofrendas itinerantes recorrieron las juntas auxiliares de San Francisco Totimehuacán, La Libertad, Ignacio Zaragoza, San Baltazar Campeche, así como las unidades habitacionales La Margarita y San Jorge.